Cuando practicaba el karate, los adolescentes del gimnasio Guimara de Linares rendíamos culto a una película ochentera malísima, de Jean-Claude Van Damme, llamada "Retroceder nunca. Rendirse jamás". La película, vista hoy día, es un auténtico mojón. Casi no recuerdo el argumento. Pero sí recuerdo que, en los más difíciles momentos del entrenamiento, unos a otros nos repetíamos hasta la saciedad el lema de la película: ¡Retroceder nunca. Rendirse jamás! ¡Retroceder nunca. Rendirse jamás! Creo que fueron valores de autosuperación que me marcaron y que aún hoy día marcan (con momentos de debilidad, como todo el mundo) mi filosofía de la vida.
En este rato post-electoral de 2018, unos 25 años después de renunciar al mawashi-geri y al tatami, estoy leyendo a muchos andaluces y andaluzas despotricando (¿o autodespotricando?) por el nefasto resultado de las elecciones. Que si "me avergüenzo de ser andaluza"... que si "paisanos míos iros a la mierda"... que si "mañana me apunto a un curso de alemán y en cuanto pueda hago las maletas"...
Pues lo que a mí respecta (y sabiendo que habrá quien me diga inconsciente porque no sé la que se avecina, y bla, bla, bla...) yo me voy a acostar igual, y mañana lunes me voy a levantar igual. Con las mismas preocupaciones, ni una más, ni una menos. Porque a mí nunca me ha gustao la composición del Parlamento de Andalucía, y ahora no es diferente. No iba a ser diferente. Porque lo mismo de dramático me resulta que gobierne un partido de derechas como el PSOE, que el otro, o que el otro... o que sea otro ultraderechista como VOX... Cambian un poco las siglas, el "tamaño" o "peso específico" de las siglas, y aparecen nuevas siglas. Pero todos de derechas y con el mismo resultado lesivo para nuestra Andalucía: Una tierra vampirizada hasta la extenuación y una colonia a la que durante siglos se ha desposeído de su identidad para convertirla en:
a) Parque temático para que los ricos vayan a divertirse a precios de risa para ellos y, de paso, a humillar a los nativos sobre sus penurias, sus miserias y hasta por su forma de hablar.
b) Mano de obra barata para ser explotada al norte de Despeñaperros.
c) Granero de votos que perpetúe en el poder al organismo u organismos explotadores y coloniales.
Así que por mi parte, a partir de mañana no, sino a partir de ahora seguiré haciendo lo mismo que he hecho hasta hoy. Me acuesto con el estómago igual de revuelto que me acosté ayer, y anteayer, y el año pasao, y hace una década… y desde que tengo conciencia como andaluz y veo cómo nos pisotean. Por eso no me voy a esforzar más que ayer, pero quienes me conocéis en persona sabéis muy bien que tampoco voy a tirar la toalla como estoy viendo a muchos y muchas compañeras.
Nada cambia. La vida sigue. Retroceder nunca. Rendirse jamás. Hasta que la voz de nuestra Andalucía resuene por encima del tiempo para transmitir que todo este tiempo dormida en silencio ha sido solo un mal sueño, una mancha en su historia.
Comentarios
Publicar un comentario