Miguel Sebastián, ese exministro del PSOE que utiliza sus cargos para venganzas personales y para colocar a sus amigos en en las instituciones regulatorias que puedan ayudarle en oscuras operaciones financieras, acaba de sacar a pasear públicamente su suprema ignorancia totalitaria intentando imitar a sus amigotes franceses e italianos sin conocer que la historia de esos dos estados es incomparable con la de este nuestro terruño peninsular. Su última ocurrencia anula (aún más que el modelo actual) la identidad de los andaluces y andaluzas como pueblo:
Para vergüenza nacional, este pequeño ignorante expone todo su analfabetismo en materia histórica porque, para empezar, Andalucía es mucho más "histórica" que esas tres comunidades propuestas por él (ojo, que esto no convierte a Andalucía en mejor ni peor, ya que rivalizar entre pueblos no es la cuestión), pero es que además demuestra desconocer que una propuesta tan descabellada como esta fue la que echó a la calle a dos millones de andaluces en diciembre de 1977.
Recordándole el 4 de diciembre de 1977 al Miguel Sebastián.
El derecho de Andalucía a su reconocimiento como nacionalidad histórica, quedaba patente al estar el congreso de los diputados tramitando su aprobación en 1936, cuando los militares franquistas interrumpieron este proceso y otros similares mediante un criminal golpe de estado.
Recordemos al ignorante Sr. Sebastián este que, acabado el franquismo, comenzó a gestarse la Constitución que el mismo caudillo había dejado bien atada antes de morir, la cual se aprobaría al año siguiente, el 6 de diciembre del 1978, donde se reconocía que las Comunidades Autónomas podían constituirse (art. 2), de dos formas:
a) Por la vía rápida, como las Comunidades históricas: Catalunya, Pais Vasco, Galicia (disposición transitoria 2ª) y Navarra (disposición adicional 1ª).
b) Las de segunda y tercera categoría, es decir, las que superaran el complejo proceso del art 151 y las restantes que irían por la vía lenta, según el apartado segundo del art. 143.
Miguel Sebastián no sabrá que una de las primeras víctimas de la lucha por el reconocimiento histórico de Andalucía, fue el estudiante de biología Javier verdejo Lucas de 19 años, que recibió un disparo en la garganta de la mano de la guardia civil, cuando escribía una pintada reclamando para Andalucía el lema de moda en aquellas fechas, "Pan, Trabajo y Libertad", aunque la bala sólo le dio tiempo a escribir Pan, T ...
No más, pero tampoco menos que nadie.
Pocos meses después tuvieron lugar las primeras elecciones generales españolas celebradas tras la dictadura (15 de junio del 1977) y, seguidamente a las mismas, los andaluces y andaluzas comenzaron a tomar las calles reclamando una autonomía de primera clase, no de segunda como pretendía la UCD. Continuando con este proceso reivindicativo, llegado el 4 de diciembre de 1977, cerca de dos millones de andaluces indignados (la primera manifestación masiva de indignados del post-franquismo) se echaron a la calle para pedir que Andalucía recuperase su identidad histórica sesgada primero por aquel indecente golpe de estado del ejército franquista y después por estas disposiciones constitucionales post-caudillistas. Andalucía este día 4 de diciembre se manifestó mayoritariamente reclamando su propia personalidad histórica, es decir, ser de primera clase para acceder al autogobierno por la vía rápida, como las nacionalidades históricas reconocidas en la Constitución de la II República de 1931.
También es conveniente recordarle al exministro que en esa lucha murió tiroteado por la espalda José Manuel García Caparrós a la edad de 18 años, cuando estaba en una manifestación ese mismo 4 de diciembre, colocando una una arbonaida (bandera andaluza) en la Diputación de Málaga. Se desconoce si el disparo letal salió de la mano de la policía armada o de alguno de los falangistas que les ayudaban en sus quehaceres represivos. El caso es que aquel crimen nunca se investigó ni se reconoció por el estado español.
Lo siguiente a esta "macromovilización" tampoco fue un camino de rosas hasta lograr parte del objetivo, dados los mil obstáculos que la UCD del aclamado Suárez puso en el camino. Sin embargo, la Junta de Andalucía, constituida ya en junio de 1979, aprobó en un Pleno, celebrado en Granada el 23 de junio de ese año, alcanzar el completo desarrollo del gobierno andaluz por la vía del artículo 151 de la Constitución, lo que se consiguió mediante el 55,8 % de votos afirmativos en el Referéndum celebrado el 28 de febrero de 1980. En este punto es conveniente recordarle también a Sebastián que los andaluces fuimos los únicos que nos vimos obligados a votar en este tipo de referéndum por la obtención de un legítimo estatuto de autonomía es decir, los únicos a los que España no ha respetado un mínimo de sus derechos históricos, es decir, los únicos a los que no nos han dado nada.
El resultado de aquel referéndum andaluz ratificó “por vía estadística de que en Andalucía se había iniciado un proceso político nuevo” (http://www.revistaestudiosregionales.com/pdfs/pdf138.pdf, pag.253), teniendo también a nivel estatal una influencia decisiva, pues “fue una de las causas primordiales de la decadencia y descomposición de la UCD” (http://www.historiadeltiempopresente.com/web/DocumentosDescargables/Capitulos/CT43.pdf , pag.2), sobre todo, por su política posterior de “café para todos”, al extender la autonomía por igual a todas las comunidades que de históricas tenían poco o nada.
Aquel 4 de diciembre de 1977 Andalucía se levantó reclamando su propia identidad histórica como pueblo. Hoy es necesario volverlo a contar a nuestros hijos, nietos para que este episodio permanezca en nuestra memoria y extraer las conclusiones históricas, y sobre todo a ignorantes como Miguel Sebastián para que no vuelvan a rebuznar estupideces cuando se ven con un micro delante de la cara.
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