El desarrollo económico de las ciudades pequeñas y medianas, especialmente aquellas situadas en el interior, depende en gran medida de la fortaleza de su tejido industrial. A diferencia de las grandes urbes, donde el sector servicios suele predominar, en las ciudades de tamaño intermedio la industria no solo genera empleo de calidad y estabilidad, sino que también actúa como motor que impulsa la prosperidad del comercio local y la diversificación de servicios. Esta dinámica se observa claramente en el análisis de casos como Alcoy o Linares, donde la evolución de la industria ha marcado el ritmo del crecimiento o decrecimiento urbano, la configuración del espacio, y la calidad de vida de sus habitantes. La experiencia de Linares, en particular, ilustra de forma contundente cómo el declive industrial puede desencadenar una crisis comercial profunda, mientras que la recuperación y diversificación del sector manufacturero se revela como la única vía sostenible para revitalizar el tejido económico y social de estas ciudades. En este contexto, resulta imprescindible comprender la relación causal entre industria y comercio para diseñar políticas públicas eficaces y estrategias de desarrollo urbano que garanticen el futuro de las pequeñas y medianas ciudades.
TIEMPO DE LECTURA: 20 MINUTOS.
1. El Nexo entre Desarrollo Industrial y Comercial: La industria como motor económico en ciudades de 60.000 habitantes.
La relación entre desarrollo industrial y comercial en ciudades medias constituye un fenómeno económico fundamental que determina la prosperidad urbana y la calidad de vida de sus habitantes. El análisis de ciudades españolas como Alcoy (Comunidad Valenciana), que recientemente superó los 60.000 habitantes, junto con el estudio comparativo de otras urbes similares, revela un patrón consistente: Las ciudades con tejido industrial sólido experimentan un desarrollo comercial más robusto y sostenible que aquellas que pretenden potenciar primeramente del sector servicios. La evidencia demuestra que la industria no solo genera empleo directo de calidad, sino que crea las condiciones económicas necesarias para que florezca un ecosistema comercial diverso y próspero, estableciendo un círculo virtuoso de crecimiento económico que beneficia a toda la comunidad urbana.
La industria como fundamento del crecimiento económico urbano
El modelo de las ciudades medias industriales españolas
Las ciudades medias industriales españolas representan un paradigma económico distintivo que demuestra la primacía de la actividad manufacturera en el desarrollo urbano sostenible. En España, las 48 áreas urbanas intermedias con un rango demográfico de 50 a 300.000 habitantes concentran el 25% del empleo industrial y más del 33% del suelo dedicado a actividades económicas en el territorio nacional6. Esta concentración no es casual, sino que responde a una lógica económica fundamental: la industria genera empleo de mayor valor añadido y estabilidad que otros sectores económicos.
El caso de Alcoy resulta particularmente ilustrativo de esta dinámica. La ciudad alcoyana ha recuperado el sexto lugar en número de habitantes en la provincia de Alicante, superando a San Vicente del Raspeig, con 60.372 habitantes en 2024. Lo más significativo es que este crecimiento demográfico se ha producido junto con una mejora sustancial de los indicadores económicos. Mientras que en 2012, con una población similar de 60.837 habitantes, Alcoy tenía 8.195 personas desempleadas, en 2024 esta cifra se redujo a 4.708, representando una disminución de 3.483 personas en situación de desempleo1.
La Creación de Empleo de Calidad Industrial
La diferencia cualitativa entre el empleo industrial y otros sectores se manifiesta claramente en los datos de afiliación a la Seguridad Social. En 2012, Alcoy contaba con 13.849 personas afiliadas, mientras que en 2024, con una población ligeramente menor, las afiliaciones ascendían a 17.500 personas. Esta aparente paradoja se explica por la naturaleza del crecimiento económico: La ciudad no solo crece en habitantes, sino que lo hace en gente que trabaja en Alcoy, que no solo va a vivir como otras ciudades, sino que va a vivir y trabajar1.
La especialización industrial de las ciudades medias españolas se refleja en indicadores específicos de densidad laboral. Entre las 25 principales ciudades españolas según la ratio de empleo industrial por cada 1.000 habitantes, 15 son ciudades medias, con la clasificación encabezada por cinco áreas urbanas de tamaño medio: Avilés, Palencia, Burgos, Vitoria y Manresa6. Este patrón demuestra que la escala intermedia urbana ofrece condiciones óptimas para el desarrollo industrial intensivo.
La diversificación industrial como factor de estabilidad
La diversificación sectorial constituye un elemento clave en la fortaleza económica de las ciudades industriales medias. Alcoy ejemplifica esta diversificación con un tejido empresarial distribuido entre múltiples sectores: textil (30%), alimentación (12%), plástico (12%), papel y cartón (10%), construcción (7%), motor (5%), maquinaria (3%), cosmética (3%) y otros sectores (18%). Esta diversificación no solo refuerza la estabilidad económica local, sino que convierte a la región en un destino atractivo para las inversiones extranjeras, ya que la presencia de múltiples sectores minimiza el riesgo al no depender de una única industria7.
La dependencia del comercio respecto al poder adquisitivo industrial
El círculo virtuoso del empleo industrial y el consumo
La relación entre empleo industrial y desarrollo comercial se fundamenta en una ecuación económica básica: los trabajadores industriales, al percibir salarios más estables y generalmente superiores, generan una demanda de consumo más robusta que los empleados de otros sectores. Esta dinámica se observa claramente en el análisis del impacto socioeconómico de la actividad industrial, donde se constata que los menores costos de reproducción social de las áreas rurales, junto a la frecuente pluriactividad en el seno de la familia, que reduce las demandas salariales, son razones para ese trabajo peor pagado y más inestable2.
Las pequeñas empresas, que constituyen la columna vertebral del tejido comercial, dependen fundamentalmente de la existencia de una comunidad con poder adquisitivo. Según datos internacionales, las pequeñas empresas emplearon al 69,9% de la fuerza laboral en Canadá y representan el 64% de nuevos empleos en Estados Unidos10. Sin embargo, esta capacidad de generación de empleo comercial está condicionada por la existencia previa de una base económica sólida que proporcione los ingresos necesarios para sostener el consumo local.
La multiplicación del efecto económico local
El efecto multiplicador del empleo industrial sobre la economía local se manifiesta de manera particular e intensa en las ciudades medias. Cuando los clientes frecuentan una empresa local, la mayor parte del dinero que gastan terminará circulando de regreso a la comunidad local. Las pequeñas empresas tienden a subcontratar a otras empresas locales, creando una red de interdependencias económicas que fortalece todo el ecosistema empresarial urbano.
Este fenómeno se amplifica cuando existe una base industrial sólida, ya que los trabajadores de este sector no solo consumen localmente, sino que también demandan servicios especializados que generan nichos de mercado para el comercio y los servicios. Los propietarios de pequeñas empresas industriales tienden a comer en restaurantes locales y comprar en tiendas minoristas locales y, a menudo, alientan a sus amigos y familiares a adoptar la misma actitud10.
El tejido industrial como precondición del desarrollo comercial
La transformación del paisaje comercial urbano
La evolución del tejido comercial en las ciudades industriales refleja directamente la salud del sector manufacturero local. En Alcoy, este fenómeno se observa en la transformación del panorama empresarial durante la última década. Mientras que las empresas dedicadas a actividades industriales experimentaron una disminución de 85 unidades entre 2013 y 2023, pasando de 403 a 318 empresas, los sectores comerciales y de servicios experimentaron dinámicas diferenciadas.
La pérdida de empresas industriales se tradujo en una reducción significativa del comercio tradicional. Las empresas del epígrafe que incluye comercios, transporte y hostelería pasaron de 1.431 a 1.221, representando una pérdida de 210 firmas en diez años14. Esta correlación negativa entre desindustrialización y declive comercial demuestra la dependencia estructural del comercio respecto al tejido industrial.
La reconfiguración sectorial y sus consecuencias
Paradójicamente, mientras descendía el número de empresas industriales y comerciales tradicionales, crecieron significativamente otros sectores terciarios. Las actividades profesionales y técnicas aumentaron en 69 empresas, las actividades inmobiliarias crecieron en 89 unidades, y las empresas dedicadas a educación, sanidad y servicios sociales pasaron de 277 a 30514. Sin embargo, este crecimiento en servicios especializados no compensó la pérdida de dinamismo económico asociada al declive industrial.
Esta reconfiguración sectorial ilustra un fenómeno amplio en las ciudades medias españolas, donde la evolución de la industria en la ciudad ha definido en gran medida la forma urbana de las actuales estructuras. El plano urbano de las ciudades medias españolas mantiene una intensa relación con el proceso industrial contemporáneo5, evidenciando cómo la desindustrialización afecta no solo la estructura económica, sino también la configuración espacial y social urbana.
El impacto en la densidad comercial
La densidad comercial de una ciudad refleja directamente la capacidad de consumo de su población, que a su vez depende de la calidad del empleo disponible. En ciudades con fuerte tejido industrial, la ratio de suelo comercial por habitante tiende a ser superior debido a la mayor capacidad adquisitiva de la población. El análisis de las ciudades medias españolas revela que la ratio de suelo industrial por habitante en las ciudades medias supera ampliamente el de la media nacional y el de las grandes ciudades y aglomeraciones -65 m2/hab frente a 50 y 42 m2/hab, respectivamente.
Esta mayor densidad de suelo productivo se traduce, invariablemente, en una mayor capacidad de sostener actividades comerciales. Las ciudades como Logroño, Tarragona, Ponferrada, León, Guadalajara y Vitoria, que presentan ratios superiores a 80 m2/habitante de suelo industrial, también muestran ecosistemas comerciales más dinámicos y diversificados6.
La atracción comercial como consecuencia de la fortaleza industrial
El modelo de atracción de inversiones comerciales
La presencia de una industria sólida actúa como imán para la inversión comercial, creando las condiciones económicas que hacen viable y atractiva la instalación de establecimientos comerciales. En Alcoy, este fenómeno se manifiesta en la presencia de importantes cadenas comerciales nacionales e internacionales. La ciudad cuenta con establecimientos de Consum, Dia, Lidl, Mercadona, Bijou Brigitte, Décimas, Natura, Pull&Bear, Springfield, Calcedonia, Bruno Caruso, 100 montaditos y tiendas informáticas BEEP, entre otros17.
Esta diversidad comercial no es casual, sino que responde a análisis de viabilidad económica que consideran el poder adquisitivo local. Las grandes cadenas comerciales utilizan sofisticados modelos de ubicación que evalúan indicadores como el empleo industrial, los niveles salariales y la estabilidad económica antes de decidir sus implantaciones. La presencia simultánea de múltiples cadenas en Alcoy evidencia que la ciudad cumple los criterios de viabilidad comercial establecidos por estos operadores.
La infraestructura comercial como reflejo del desarrollo industrial
El desarrollo de infraestructuras comerciales especializadas constituye otro indicador de la correlación entre fortaleza industrial y atracción comercial. Alcoy se prepara para crear dos nuevas áreas industriales que sumarán unos 620.000 m² de espacio destinado a la industria, lo que inevitablemente generará nueva demanda de servicios comerciales y profesionales.
Esta expansión planificada incluye el Área de expansión industrial en el borde urbano sur, con 470.000 m² de suelo industrial, y el Parque Industrial de Pagos, ubicado cerca de la autovía A-77. Estas inversiones en infraestructura industrial crearán las condiciones para el desarrollo de nuevos polos comerciales que atenderán tanto a los trabajadores de estas áreas como a las empresas auxiliares que se instalen en su entorno.
La sinergia entre innovación industrial y comercio especializado
La transformación de Alcoy hacia una "ciudad inteligente" bajo la iniciativa "Smart City Alcoy" ejemplifica cómo la innovación industrial impulsa el desarrollo de comercio especializado7. Este tipo de iniciativas genera demanda de servicios tecnológicos, consultoría especializada y productos de alta tecnología que solo pueden ser sostenidos por una economía local con suficiente poder adquisitivo.
La correlación entre desarrollo tecnológico industrial y sofisticación comercial se observa también en ciudades alemanas comparables. Sindelfingen, con aproximadamente 60.000 habitantes, basa su economía principalmente en la industria del automóvil, especialmente debido a la presencia de las fábricas de Daimler AG y Smart. Esta especialización industrial ha permitido el desarrollo de un sector comercial diversificado que incluye diversas empresas relacionadas con la moda y servicios especializados20.
La estabilidad comercial en entornos industriales consolidados
La estabilidad del tejido comercial en ciudades con base industrial sólida contrasta notablemente con la volatilidad observada en ciudades dependientes exclusivamente del sector servicios. En Alcoy, a pesar de los ajustes sectoriales, el número total de empresas se mantuvo relativamente estable, pasando de 3.640 en 2013 a 3.665 en 202314. Esta estabilidad relativa en un contexto de transformación económica demuestra la capacidad de resiliencia que proporciona un tejido industrial diversificado.
El entorno empresarial estable y consolidado de Alcoy constituye un escenario de menor riesgo y alta resiliencia ante movimientos negativos del mercado debido a su estabilidad7. Esta estabilidad económica se traduce en un entorno más favorable para la inversión comercial a largo plazo, ya que los operadores comerciales pueden planificar sus inversiones con mayor certidumbre sobre la viabilidad futura de sus establecimientos.
Relación causal entre industria y comercio
La evidencia analizada confirma de manera contundente que la economía de las ciudades de 60.000 habitantes se fundamenta primordialmente en el desarrollo industrial, y que el comercio representa una actividad derivada que depende estructuralmente de la fortaleza del tejido manufacturero. El caso de Alcoy, junto con el análisis comparativo de otras ciudades medias españolas y europeas, demuestra que existe una relación causal directa entre la presencia de industrias sólidas y el desarrollo de ecosistemas comerciales prósperos y diversificados.
La industria no solo genera empleo directo de mayor calidad y estabilidad, sino que crea las condiciones económicas necesarias para que florezca el comercio local. Los trabajadores industriales, al percibir salarios más elevados y estables, generan una demanda de consumo que sostiene una amplia gama de actividades comerciales y de servicios. Esta dinámica explica por qué las ciudades con mayor densidad de empleo industrial también presentan los ecosistemas comerciales más robustos y diversificados.
La transformación económica observada en ciudades como Alcoy, donde la pérdida de empresas industriales se correlaciona directamente con el declive del comercio tradicional, confirma la dependencia estructural del sector comercial respecto a la base industrial. Por el contrario, las inversiones en nueva infraestructura industrial generan automáticamente oportunidades para el desarrollo comercial, evidenciando que las tiendas y centros comerciales acuden solos cuando existe una industria fuerte y sólida.
Estos hallazgos tienen implicaciones fundamentales para las políticas de desarrollo económico urbano. Las estrategias orientadas exclusivamente al crecimiento del sector servicios o comercial, sin una base industrial sólida, resultan insostenibles a largo plazo. Por el contrario, las inversiones en desarrollo industrial generan efectos multiplicadores que benefician a todos los sectores económicos, creando círculos virtuosos de crecimiento que fortalecen la competitividad y la calidad de vida en las ciudades medias.
2. Un análisis basado en la experiencia de Linares acerca de la primacía industrial sobre el desarrollo comercial en las ciudades andaluzas de interior.
El análisis de la evolución económica de las ciudades andaluzas de interior, particularmente aquellas con poblaciones en torno a los 60,000 habitantes, revela una relación fundamental entre el desarrollo industrial y la sostenibilidad del sector comercial. El caso paradigmático de Linares, junto con los datos provinciales de Córdoba y las tendencias observadas en otras localidades andaluzas similares, demuestra de manera contundente que la estrategia de desarrollo económico basada en la industria manufacturera constituye el cimiento indispensable para el florecimiento posterior del comercio local. Esta investigación examina cómo el cierre de la emblemática Santana Motor en 2011 desencadenó una cascada de efectos negativos que incluyó el posterior cierre de establecimientos comerciales de gran envergadura, convirtiendo a Linares en 2021 en la ciudad con mayor tasa de desempleo de España, superando el 30 por ciento17. La experiencia linarense ilustra vívidamente que las estrategias de desarrollo urbano que priorizan la implantación de centros comerciales sin una base industrial sólida resultan insostenibles, mientras que los datos recientes de Córdoba, donde el desempleo industrial ha descendido un 13,38% en el primer trimestre de 20251, corroboran que la recuperación económica de las ciudades andaluzas de interior se fundamenta en el fortalecimiento de su tejido manufacturero.
La base industrial como motor Económico fundamental
El caso paradigmático de Santana Motor en Linares
La historia económica de Linares durante la segunda mitad del siglo XX ilustra perfectamente cómo una ciudad andaluza de interior puede transformar su estructura económica mediante la industrialización. Santana Motor, establecida en 1955 como Metalúrgica de Santa Ana, evolucionó desde la producción de maquinaria agrícola hasta convertirse en el único fabricante de automóviles con capital netamente español8. Durante sus años dorados, entre 1969 y 1979, la empresa llegó a emplear cerca de 5,000 trabajadores, disponía de su propio economato, una escuela de aprendices y facilitaba la adquisición de mobiliario y vehículos a sus empleados17. Esta infraestructura industrial no solo generó empleo directo masivo, sino que creó un ecosistema económico completo que sostuvo la prosperidad de toda la comarca de Linares.
La importancia de Santana Motor trasciende los números de empleo directo, ya que su presencia dinamizó sectores auxiliares y de servicios que dependían del poder adquisitivo de sus trabajadores. El efecto multiplicador de la industria automotriz se manifestó en el desarrollo de un entramado empresarial de proveedores locales, talleres especializados, empresas de logística y servicios financieros que orbitaban alrededor de la actividad manufacturera principal15. Este ejemplo demuestra cómo una industria puede dinamizar la economía de una ciudad de tamaño medio, generando las condiciones necesarias para el desarrollo posterior de otros sectores económicos.
Evidencias contemporáneas del potencial industrial andaluz
Los datos más recientes sobre el sector industrial en Andalucía confirman que las ciudades que mantienen o desarrollan su base manufacturera experimentan mejores indicadores económicos. En la provincia de Córdoba, el descenso del desempleo industrial del 13,38% en el primer trimestre de 2025, tres puntos y medio por encima del registrado en el conjunto de Andalucía (9,6%), demuestra el potencial de recuperación del sector. Durante este período, se formalizaron 6,209 contratos en el ámbito industrial, con un aumento del 6,41% respecto al mismo período del año anterior, también superando la media andaluza del 5,5%.
La distribución sectorial de estas contrataciones revela la diversidad del tejido industrial cordobés: El 38% corresponde a la industria alimentaria, seguida por la fabricación de maquinaria y equipos, productos metálicos y muebles1. Esta diversificación contrasta favorablemente con la excesiva dependencia que caracterizó a Linares respecto a Santana Motor, sugiriendo que las estrategias de desarrollo industrial más sostenibles deben promover un ecosistema manufacturero diversificado.
La dependencia del comercio local respecto al poder adquisitivo industrial
La lógica económica del consumo local
El funcionamiento del comercio local en ciudades andaluzas de interior se sustenta en una premisa fundamental: La existencia de una masa crítica de consumidores con capacidad adquisitiva estable. Los trabajadores industriales, caracterizados por empleos más estables y mejor remunerados que los del sector servicios, constituyen la base natural de demanda para el comercio local. La industria genera empleo más estable, mejor remunerado y con mayores oportunidades de formación y progreso, según destacó en mayo de 2025 la delegada de Empleo de Córdoba, estableciendo las condiciones ideales para el desarrollo de un tejido comercial sólido1.
La estructura salarial del sector industrial actual en Andalucía evidencia esta realidad: los operarios de fábrica en Linares perciben entre 10,81 euros brutos por hora en turnos normales y 11,99 euros en turnos nocturnos19, salarios que superan significativamente los del sector servicios tradicional. Esta diferencia salarial se traduce directamente en mayor capacidad de consumo local, creando las condiciones necesarias para que el comercio minorista pueda prosperar y diversificarse.
El efecto multiplicador del empleo industrial
La experiencia demuestra que cada puesto de trabajo industrial genera empleos adicionales en sectores auxiliares y de servicios. Esta relación se observa claramente en el Plan CRECE Industria 2027, que prevé generar 63,500 empleos directos e indirectos mediante una inversión de 1,800 millones de euros en el sector manufacturero andaluz10. El plan, que pretende movilizar 25,000 millones de inversión industrial, reconoce implícitamente que el desarrollo industrial constituye el motor principal para la generación de empleo sostenible en la región.
Las 190 empresas ubicadas en 2023 en los espacios productivos de Linares, distribuidas entre cinco polígonos industriales, el Parque Empresarial Santana y el Campus Científico Tecnológico, ilustran cómo las administraciones han percibido que la diversificación industrial puede sostener un ecosistema económico complejo16. Aunque la mayoría son pequeñas y medianas empresas, su conjunto genera suficiente masa salarial para mantener activo el comercio local, apostando por una estrategia de diversificación industrial que resulte más sostenible que la dependencia de grandes superficies comerciales.
La correlación entre declive industrial y crisis comercial
El colapso comercial post-Santana en Linares
El cierre de Santana Motor en febrero de 2011 desencadenó una crisis económica estructural en Linares que se manifestó de manera dramática en el sector comercial17. La ciudad, que había alcanzado, según algunas fuentes, una tasa de desempleo superior al 44,5%, se convirtió en la población mayor de 50,000 habitantes con la tasa de paro más elevada de España15. Esta situación de desempleo masivo erosionó fundamentalmente la base de consumo local, creando las condiciones para una crisis comercial generalizada.
Las consecuencias en el sector comercial fueron devastadoras y secuenciales. El desplome del consumo local hacía insostenible la actividad de muchos establecimientos comerciales y la pandemia de coronavirus aceleró un proceso que ya estaba en marcha debido a la debilidad estructural de la economía local.
La cadena de cierres comerciales
Como en un efecto dominó cerraron múltiples establecimientos de franquicias nacionales. Inditex cerró progresivamente sus tiendas en Linares: primero Zara, después Oysho en julio de 2021, afectando a 6 trabajadoras. Aunque el grupo mantuvo abiertas Bershka y Stradivarius, la tendencia hacia la concentración y el cierre de establecimientos en ciudades con menor poder adquisitivo se hizo evidente. Paralelamente, la zapatería Marypaz cerró definitivamente tras varios parones en su actividad14.
Estos cierres no representan fenómenos aislados sino la manifestación lógica de una realidad económica fundamental: Sin una base de empleos industriales que generen ingresos estables, el comercio local carece del fundamento necesario para su sostenibilidad. La experiencia linarense demuestra que las grandes cadenas comerciales aplican criterios de rentabilidad que tienen en cuenta la capacidad adquisitiva local, retirándose cuando esta se erosiona por la falta de empleo industrial.
La estrategia industrial como política municipal prioritaria
Evidencias del éxito de las políticas pro-industriales
La experiencia reciente de la provincia de Córdoba proporciona evidencias empíricas del éxito de las políticas orientadas al desarrollo industrial. El aumento del 6,41% en las contrataciones industriales, superando la media andaluza, demuestra que las ciudades que priorizan la atracción de inversiones manufactureras obtienen resultados tangibles en términos de empleo y estabilidad económica. La ciudad de Córdoba concentra el 32% de las contrataciones industriales provinciales, evidenciando cómo una estrategia clara de desarrollo industrial puede posicionar a una ciudad como polo de atracción empresarial1.
El Plan CRECE Industria 2027 de la Junta de Andalucía reconoce explícitamente esta realidad al destinar 1,800 millones de euros para impulsar el desarrollo industrial, con el objetivo de movilizar 25,000 millones de inversión privada10. El plan incluye una mayor coordinación entre administraciones locales y la Junta de Andalucía para favorecer el crecimiento del tejido industrial, reconociendo que los ayuntamientos desempeñan un papel crucial en la atracción de inversiones manufactureras.
El error estratégico de priorizar los centros comerciales
Los datos económicos andaluces demuestran inequívocamente que las estrategias municipales orientadas prioritariamente hacia la atracción de centros comerciales resultan contraproducentes cuando no existe una base industrial sólida. El PIB per cápita andaluz de 23,218 euros, el más bajo de las 17 comunidades autónomas, y su posición como penúltima comunidad autónoma en competitividad, ilustran las limitaciones estructurales de una economía que no ha conseguido desarrollar suficientemente su sector manufacturero3.
La experiencia de Linares demuestra que incluso centros comerciales de gran envergadura, respaldados por operadores nacionales sólidos como Zara, resultan insostenibles cuando la base económica local se erosiona por la falta de empleo industrial. Esta realidad contradice frontalmente las políticas municipales que buscan atraer grandes superficies comerciales como estrategia de desarrollo económico, evidenciando que tales enfoques invierten el orden lógico de causación económica.
La red de ciudades industriales como modelo
La Red de Ciudades Industriales de Andalucía, a la que ya están adheridos 89 municipios andaluces, representa un modelo de política pública que reconoce la primacía de la industria en el desarrollo económico territorial. Esta iniciativa facilita la coordinación entre ayuntamientos para optimizar la atracción de inversiones industriales, el intercambio de buenas prácticas y la planificación conjunta de infraestructuras productivas.
La futura Ley de Espacios Productivos de Andalucía, cuya tramitación comenzará próximamente, busca mejorar y modernizar los polígonos industriales andaluces10. Esta iniciativa legislativa reconoce que la competitividad territorial se basa fundamentalmente en la capacidad de atraer y retener actividades manufactureras, no en la proliferación de centros comerciales que dependen de la existencia previa de empleo industrial para su viabilidad.
Sin base industrial no hay desarrollo comercial sostenible
La evidencia empírica extraída del análisis de ciudades andaluzas de interior, particularmente del caso paradigmático de Linares, demuestra de manera concluyente que las estrategias de desarrollo económico municipal deben priorizar la atracción de inversiones industriales sobre la implantación de centros comerciales. La secuencia observada en Linares - declive industrial, crisis de empleo, erosión del poder adquisitivo local y posterior cierre de establecimientos comerciales - ilustra vívidamente cómo el comercio depende estructuralmente de la existencia previa de una base económica industrial sólida.
Los datos recientes de la provincia de Córdoba, donde la recuperación del empleo industrial ha generado efectos positivos en toda la economía local, confirman que la industria constituye el motor principal del desarrollo económico en ciudades andaluzas de tamaño medio. La correlación entre tejido industrial fuerte y comercio próspero resulta evidente cuando se observan los patrones de localización de grandes operadores comerciales, que siguen invariablemente a las concentraciones de empleo manufacturero estable y bien remunerado.
Por tanto, resulta equivocada la estrategia de aquellos ayuntamientos que persiguen, como medida de desarrollo económico prioritaria, la implantación de nuevos centros comerciales. La experiencia demuestra que tales políticas invierten el orden causal correcto: Primero debe consolidarse una base industrial diversificada que genere empleo estable y bien remunerado, creando así las condiciones de demanda necesarias para que el comercio local pueda prosperar de manera sostenible. Solo cuando existe esta base industrial sólida, los centros comerciales y las cadenas de distribución acuden naturalmente, atraídos por la existencia de consumidores con capacidad adquisitiva suficiente.
La conclusión política es clara: Los recursos públicos municipales y las políticas de atracción de inversiones deben concentrarse prioritariamente en el desarrollo de espacios productivos industriales, la mejora de infraestructuras manufactureras y la creación de condiciones favorables para la implantación de FÁBRICAS. Esta estrategia, validada por la experiencia histórica y los datos contemporáneos de las ciudades de interior, constituye el único camino viable hacia un desarrollo económico sostenible y equilibrado.
Comentarios
Publicar un comentario