Mentiras y bulos de la extrema derecha acerca de la inmigración

Una sociedad asolada por la crisis económica constituye el terreno perfecto para que la extrema derecha siembre su doctrina de odio que, en realidad, no es racismo, sino clasismo. Porque el objetivo es que los penúltimos ataquemos a los últimos, en vez de atacar a los de arriba. O dicho de otra forma, pretenden que desde nuestra desfavorecida posición combatamos contra los aún más débiles, para que así queden intactos los privilegios de sus amos.

Estos propagandistas del odio no habían desaparecido durante 40 años. Seguían ahí en silencio, pero ahora alzan la voz sin la más mínima vergüenza amparados por la aparición de formaciones políticas que respaldan su ideario.

Está claro que quien desee continuar esparciendo todos estos bulos ni siquiera leerá la cantidad de información que se aporta a continuación. Pero al menos ahí queda para tener a mano un buen argumentario para frenar sus intentos, en cualquier cena familiar, de inculcarnos el odio al diferente y al más vulnerable.



MENTIRA 1.

Los "menas" disfrutan aquí "una paga" de equis-cientos euros.

Falso. No se otorgan 664 euros a los Menores Extranjeros No Acompañados. La ayuda de 664 euros que existe solamente en Cataluña es para jóvenes mayores de edad tanto españoles como extranjeros que fueron tutelados por la administración. Un menor tutelado por la administración, tanto extranjero como español, está recibiendo no más de 10 euros semanales, lo que mensualmente no constituye ni 50 euros. Y ni siquiera en todas las comunidades autónomas porque, por ejemplo, en Aragón y País Vasco no hay ninguna asignación económica, ni ayuda monetaria directa, ni renta garantizada de ningun tipo para menas o ex-menas.

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MENTIRA 2.

Los inmigrantes nos quitan el trabajo.

Falso. En octubre de 2018, la tasa de desempleo en España se situó en el 14,8%, frente al 23% que soporta la población extranjera (llegó al 39% en los años más duros de la crisis-estafa), de los cuales solo el 11% está cobrando algún tipo de prestación. Es más, son los migrantes los que más sufren las consecuencias de la falta de ocupación, debido a la ausencia de redes familiares y personales, la menor protección social y las dificultades para renovar la documentación, motivos que empujaron a cientos de miles de ellos a abandonar España.

Además, la población inmigrante asume labores poco deseables para los nacionales, especialmente en el terreno de los cuidados y sobre todo en el caso de las mujeres. Amnistía Internacional estima que el 80% de las cuidadoras internas son de origen extranjero y la gran mayoría trabaja en condiciones leoninas, con sueldos bajos, jornadas interminables, sin contrato y, por tanto, sin alta en la Seguridad Social.



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MENTIRA 3.

¡Pero los españoles emigrábamos con contrato de trabajo!

Es lo que suelen asegurar con ímpetu ofendido estos reyes de la incoherencia cuando se les recuerda que hubo una época en la que España también era país exportador de seres humanos en situación de extrema vulnerabilidad. Pero su respuesta es rotundamente falsa porque, entre 1960 y 1969, la tasa media de salidas sin contrato era del 51,5% de los emigrantes.

Juan Chacón Tarascó, retornado a España en 1998 a su jubilación tras cuatro décadas de trabajo en Francia, Alemania, Noruega y finalmente en Holanda (donde pasó 37 años), fue uno de los que se molestaron en investigar estos datos.

Cuando más tarde fue posible saber los datos del Instituto Español de la Emigración (IEE) y poderlos contrastar con los datos de los países de acogida estuvimos contentos porque ya intuíamos los resultados, que no eran verdaderos. En esta década, casi el 52% se iba sin contrato y el resto lo hacía con pasaporte de de turista. Eran contratados en el destino”, explica Chacón en conversación con swissinfo.ch en Madrid.

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Ana Fernández Asperilla, especialista en historia de las migraciones contemporáneas en España y directora del Centro de Documentación de las Migraciones afirma que la emigración que el franquismo llamaba "no asistida" supuso más del 50%. Durante el ciclo migratorio que se produjo entre 1956 -año en el que se creó el IEE y en el que se firma un primer acuerdo bilateral con un país europeo (Bélgica)- y 1973, cuando se cierra el ciclo a consecuencia de la crisis energética, emigraron unos 2 millones de personas. De todos estos trabajadores, al menos la mitad salieron del país de forma irregular.

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Hace 60 años eran frecuentes las salidas clandestinas de barcos cargados de emigrantes irregulares desde España hacia Venezuela, huyendo de la miseria y de la represión franquista.

El diario venezolano 'Agencia Comercial' publicó en su primera página del 26 de mayo de 1949 la llegada del "velero destartalado" (una patera) 'La Elvira' con 106 inmigrantes ilegales canarios.


La noticia también hacía referencia a otra recepción reciente de un velero llamado 'Rafaela Orive' con 57 inmigrantes irregulares españoles a bordo, lo que evidencia que no se trataba de un fenómeno aislado. 

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MENTIRA 4.

"Los inmigrantes tienen más ayudas sociales que los españoles".

Jesús Miramón y otros funcionarios del Instituto Nacional de la Seguridad Social estallaron en Twitter en febrero de 2019 ante este cúmulo de falsedades que se estaban asentando con virulencia en el imaginario popular.

Xan Ramos, aseguró de forma contundente: “En el SEPE —lo que toda la gente sigue llamando INEM—, no hay absolutamente ninguna prestación que diga que es para extranjeros. Ni el desempleo, ni la prestación asistencial ni la renta mínima de inserción… Nada. Llevo más de 20 años aquí y ha habido muchos cambios, pero nunca ha habido una sola ayuda que beneficie a los inmigrantes. Se favorece a la gente por sus condiciones, no por su nacionalidad. Si cumples unos requisitos, cobras. Punto, no hay más. Si se favoreciese a gente de otra nacionalidad sería directamente inconstitucional”.



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MENTIRA 5.

La inmigración aumenta la delincuencia y la tasa de criminalidad.

Esta mentira tiene varias versiones como "Los inmigrantes vienen a delinquir" y, no por aparecer la última se trata de la mentira menos difundida.  Pero no deja de ser otra falsedad como la copa de un pino porque no hay ningún estudio que avale la relación entre inmigración y delincuencia. De hecho, España es uno de los países donde más se ha incrementado el flujo migratorio en los últimos años y, sin embargo, es el tercer país con la menor tasa de criminalidad de Europa. Por contra, los países nórdicos, que apenas han experimentado la llegada de migrantes, están a la cabeza, con 147 infracciones penales por cada 1.000 habitantes en el caso de Suecia o las 79 de Dinamarca.

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