Franco: Datos frente a la estrategia blanqueadora y la demagogia negacionista.

El tiempo comprendido entre octubre de 2017 y agosto de 2018 pasará a la Historia como el periodo en el que muchos/as os habéis quitado definitivamente, y por dos motivos diferentes, las caretas de demócrata. Mientras sigáis blanqueando la Dictadura para prologar el entierro del genocida junto a sus esclavos, vuestro país seguirá siendo una anomalía democrática con la que muchos ciudadanos no se sentirán identificados y de la que seguirán avergonzándose.


Fuentes: 

eldiario.es

Twitter Joaquim Bosch Grau


Hechos y falsedades

¿Somos muy pesados y pesadas con el temita? Por supuesto que lo somos. Como demócratas convencidos, es nuestra obligación moral contrarrestar vuestra estrategia blanqueadora del genocidio. Más pesados sois ustedes con ella.

¿Que el bando republicano también cometió barbaridades, atropellos y atrocidades? Muy bien, no lo voy a negar, pero los crímenes de unos no justifican el blanqueo machacón de los de los otros.

¿Que todo esto es reabrir heridas? Estáis reabriendo las heridas cada vez que unos pintáis a Franco como un angelito y otros preferís mirar pa otro lao.

Franco dio un golpe de Estado (sí, golpe de Estado, hay que decirlo más) contra un régimen democrático. No hay más. La derecha franquista ha ido cambiando de versión, falseando la realidad, blanqueando la Dictadura para intentar legitimar aquella sublevación contra el orden constitucional. Es falso que diera el golpe de estado por el asesinato de Calvo Sotelo. Es falso que lo diera por una amenaza comunista. Es falso que lo diera porque «la guerra la inició la izquierda en el 34». Es falso que lo diera porque “hubo pucherazo en las elecciones del 36”.

Algunos dicen ahora que Franco fue una especie de santo varón o que la dictadura solo fusiló a criminales con delitos de sangre. Esas alusiones revelan falsedades intencionadas, ignorancia culposa o meras simpatías con el franquismo.

Los golpistas (sí, golpistas, hay que decirlo más) de 1936 impartieron instrucciones muy claras para eliminar a toda persona que pudiera ser contraria a la sublevación.

Una vez ejecutado el golpe de Estado, las órdenes de los generales sublevados fueron: asesinar y violar. No lo digo yo, ni lo dice Ignacio Escolar, ni lo dice Pablo Iglesias, ni lo dice Pedro Sánchez, ni lo dice Nicolás Maduro, ni lo dice La Sexta, ni lo dice... Lo decían ellos mismos y ahí están crónicas y hasta grabaciones de audio.

Tres meses antes de la sublevación, en abril de 1936, el general Mola dictó unas órdenes secretas para todos sus compañeros de rebelión en las que decía, entre otras muchas cosas:
«La acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo (…) aplicando castigos ejemplares (…) para estrangular movimientos de rebeldía o huelga».
«Eliminar los elementos izquierdistas: comunistas, anarquistas, sindicalistas, masones, etc.».

- Francisco Franco:
«En una guerra civil, es preferible una ocupación sistemática de territorio, acompañada por una limpieza necesaria, a una rápida derrota de los ejércitos enemigos que deje al país infectado de adversarios»




- General Juan Yagüe:
«Al que resista, ya sabéis lo que tenéis que hacer: a la cárcel o al paredón, lo mismo da. Nosotros nos hemos propuesto redimiros y os redimiremos, queráis o no queráis. Necesitaros no os necesitamos para nada; elecciones, no volverá a haber jamás, ¿para qué queremos vuestros votos? Primero vamos a redimir a los del otro lado; vamos a imponerles nuestra civilización, ya que no quieren por las buenas, por las malas».

- General Gonzalo Queipo de Llano:
«Nuestros valientes legionarios y regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombres de verdad. Y de paso también a sus mujeres. Esto está totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen y pataleen».

- General Emilio Mola:
«¿Parlamentar? ¡Jamás! Esta guerra tiene que terminar con el exterminio de los enemigos de España (...) Quiero derrotarlos para imponerles mi voluntad que es la vuestra y para aniquilarlos».

La mayoría de las personas asesinadas (sí, asesinadas, hay que decirlo más) como los andaluces Blas Infante o Federico García Lorca, no había ido a ninguna guerra. Fueron personas asesinadas durante las primeras semanas.

Franco y los militares que se alzaron contra un gobierno elegido democráticamente dieron la consigna de ejecutar una limpieza ideológica generalizada, con la finalidad de eliminar cualquier posible resistencia y de atemorizar a toda la población.

Además de los asesinatos extrajudiciales, tras la guerra se celebraron juicios militares con el mismo criterio de eliminar disidentes y provocar el terror colectivo. La mejor prueba del éxito de esa estrategia de intimidación social fue que la dictadura duró cerca de 40 años.

Los procedimientos judiciales eran una farsa, sin la más mínima garantía, y la sentencia estaba decidida de antemano. Los jueces eran militares, con vínculos jerárquicos hacia sus superiores. Los acusados no podían elegir libremente abogados defensores.

Entre los cientos de procesos examinados por Joaquim Bosch, se podría mostrar el de Juan Peset Aleixandre, como ejemplo de justicia del franquismo. Así se eliminó a decenas de miles de personas por razones ideológicas, precisamente por su compromiso con los valores democráticos.

Juan Peset fue de los mejores científicos. Catedrático de Medicina Legal y Rector de la Universidad de Valencia entre 1932 y 1934. Realizó aportaciones muy relevantes en el campo de la bacteriología, la higiene pública o la vacunación contra el tifus.

Era un progresista moderado, simpatizante del laborismo británico y de las socialdemocracias escandinavas. Y en los años 30 se unió con ilusión al proyecto republicano y democrático de Manuel Azaña. En las elecciones de febrero de 1936 fue el diputado más votado en Valencia.

Las actuaciones judiciales dejan claro que se le va a fusilar por oponerse con la palabra al golpe de estado y por apoyar el orden constitucional. Y que no intervino en ningún delito de sangre y salvó la vida de monjas, de personas de derechas y evitó la quema de templos.

La única actuación relevante en guerra de Peset fue ser coordinador de hospitales militares,para salvar vidas,como siempre había hecho.Pero el tribunal lo condena a muerte por adhesión a la rebelión, como a las miles de personas a las que se eliminó por razones ideológicas.

La interpretación de este delito fue otra burla jurídica. Los golpistas consideraron rebeldes a todos los que se opusieron a la sublevación y defendieron el orden democrático constitucional. El mundo al revés.

Así fueron fusiladas miles de personas que no tenían el menor vínculo con delitos de sangre, en procesos como el de Peset, en casi todas las ciudades del país. Intelectuales, científicos, políticos, sindicalistas, profesores. Cualquiera que pudiera oponerse a la dictadura.

Todas las condenas a muerte tenían el visto bueno final de Franco. El dictador fue el máximo responsable del exterminio y el que lo acababa decidiendo todo en la dictadura. Resulta intolerable que una sociedad democrática pague el mantenimiento de su mausoleo faraónico.

Las sentencias de los tribunales militares franquistas deben ser anuladas, como se ha hecho en Alemania con resoluciones similares de la época del nazismo. Unas decisiones abiertamente contrarias a los derechos humanos no deben formar parte de nuestro ordenamiento jurídico.

La reparación a las víctimas de la dictadura no es posible mientras Franco siga en el Valle de los Caídos, mientras estén los asesinados en fosas comunes y mientras no se anulen las sentencias que trataron como delincuentes a personas por sus convicciones democráticas.


 

Comentarios